Cuando se trata la desafección política actual de los ciudadanos, no faltan agoreros interesados que afirman que eso nos acerca a la dictadura. No parecen querer entender que los ciudadanos no reniegan de la política sino de nuestros actuales políticos. La imagen que se tiene de ellos es que se miran de forma permanente el ombligo y les importa más su puesto en la próxima lista electoral que el servicio público que deberían prestar. Buscan el poder, cuando son meros administradores del dinero público (que es de todos). Manejan a su antojo ese dinero, sin trasparencias, ni rendir cuentas. Vamos, como si al administrador de fincas de nuestra comunidad de vecinos le dejásemos hacer por su cuenta, sin rendirnosla a los comuneros. Como si no estamos de acuerdo con su proceder no tuviéramos derecho a cesarlo.
No existe desafección política entre los españoles. Lo que existe es una desafección respecto a nuestros actuales políticos que han de regenerarse profundamente. Que se requiere abrir un nuevo proceso constituyente, que repare las fisuras que existen en nuestra actual Constitución, con la Ley electoral incluida, es imperativo.
Y esto no es algo que pidan ciudadanos desinformados. Otros ciudadanos especialmente cualificados van por el mismo camino. Por ejemplo, Manuel Millán Mestre :
Este hombre habla desde su conocimiento del PP. Pero lo que dice es aplicable a cualquier partido político.
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