Aforismos... o así

(en desarrollo)
INTRANSIGENCIAS

Arrojaste a tu hermano de su casa a sangre y fuego y te instalaste en ella.
Arrasaste con todo lo que le recordaba.
Te niegas a que vuelva.
¿Aún te extraña que él quiera recuperar lo suyo y te odie por lo que le hiciste?
Sabes que la única reparación posible es devolverle lo que le pertenece…

Has sido víctima y ahora eres el peor verdugo.
Eres verdugo y no reconoces quienes son tus víctimas.
Tu ceguera me desconcierta.   

Te crees exclusivo y eres excluyente.
Te crees elegido y rechazas a los demás.
Te crees independiente cuando tienes una exclusiva y excluyente soledad.
Te crees indulgente y eres despectivo.
No adviertes que eres la causa de que te excluyan, aíslen y rechacen.
Teme tus creencias, pueden volverse en tu contra.
Estás en el origen de tus males.


Niegas el Holocausto, las víctimas del franquismo, el genocidio indio-americano y el palestino…
¿Por qué no rebates que cuando amanece sale el Sol?

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AMOR Y SEXO
En tu interior quedó el legado de mis antepasados; y allí se acomodó el mensaje que porto para mi descendencia…, donde le esperaba el tuyo. La Naturaleza obró el milagro.
Y en dos memorables presentes fructificaron tres alegres melodías…

Somos dos motas de polvo en el Cosmos. ¡Pero cuando hacemos el amor nos sentimos el centro del Universo!

Sólo cuando el belicoso Marte rinde su lanza en el húmedo templo de Venus se siente un dios.
Cuando, en ese momento, la amorosa Venus mima al encapuchado guardián de su santuario se siente una diosa.
Y cuando la electrizante descarga de Júpiter les alcanza a ambos, se sienten inmortales.



Qué pequeños somos a pesar de querernos tanto.
Qué pequeños somos aunque juntos nos sintamos tan fuertes.
Qué pequeños somos y mantenemos a la especie avanzando.


Solos tú y yo…, y cualquier lugar es el Paraíso.
Solos tú y yo…, y lo demás no es nada.
Solos tú y yo…, y con eso basta.
Solos tú y yo…, y componemos una fuerza cósmica.


Somos ajenos a lo que sucede en el mundo.
Somos inmunes ante las adversidades.
Somos el único mundo posible.
Nada ocurre fuera de nosotros.


Pero, si tú y yo somos fuertes.
Si tú y yo, somos invencibles.
Si tú y yo trasmitimos felicidad.
Tú y yo, moveremos el mundo


Bajo las tormentas, trémulo humano.
En las cumbres, admirado soñador.
Al investigar, intrépida deidad.
Pero a tu lado sólo soy hombre.

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DE LA BREVEDAD DEL SER.
La vida es un fugaz espejismo que creemos de larga duración al contemplarla por primera vez, de laborioso afán al verla en la segunda ocasión y de silencio absoluto cuando se pierde.


Cuando nací el Mundo ni se inmutó.
Los años que viví el Tiempo ni lo advirtió.
Cuando morí la Vida ni se enteró.
Del paso por mi época, la Historia no supo.
Mis encendidas ansias de trascendencia, ningún oscuro vacío iluminó.
¿Qué supo el Universo de mi paso por la Tierra? Nada.
¿Dónde quedó el laborioso Afán de mis días? En el olvido.
¿Qué soy para la Existencia? Una menudencia.


Crees haber vivido cuando, simplemente, estuviste distraído.
Dices haberte bebido la vida cuando, realmente, la dilapidaste.
Crees haber vivido con intensidad cuando sólo acumulaste sensaciones.
Piensas que nadie te quitará esas experiencias. Pero, ¿a quién le importan?


Ha desaparecido mi pasado. Disipo mi fugitivo presente. ¿Dónde queda mi futuro?


Malgastas tu vida como si pudieras vivir otras para corregir tus errores.
Despilfarras tu vida como si pudieras rebobinarla e iniciarla en cualquier momento.
Olvidas que vives una sola vez y no se recupera el tiempo perdido.
No eres el rey de la Creación. Ni una especie superior. Para la Naturaleza eres una forma de vida más. Algo molesta a nivel local, quizás.


Tu afán es tan grande. Tan alto tu concepto de ti mismo, que no percibes que en el Espacio eres una simple forma de vida más.


¿Qué sentido tiene la vida de los seres humanos? El de toda forma de vida: perpetuarse a sí misma. No más.

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EN LA CIMA DEL MUNDO.
En la cima del mundo me siento insignificante, pero inundado por sentimientos oceánicos:
Henchido de la belleza que me rodea.
Lleno de ingentes fragancias.
Colmado de sensaciones sobre mi piel.
Saturado por el silencio.
Anegado por una inexplicable presencia.
Repleto de mi consciencia.
Entonces, soy.


En la ingle como hombre marcado.
En la frente por los dioses alzado.
En el corazón por la humanidad cruzado.
En el vientre por las mujeres tocado…
No puedo ser indiferente.

Me dices: “te daré el poder”.
Y yo te respondo: “no me interesa”.
“¿No eres ambicioso?”, preguntas.
“Sí –respondo-: quiero guiar el espíritu de mi época”.
Ante eso, cualquier otra cosa es pequeña.

Dioses, ¿sabéis quién soy? …Silencio.
Espíritus, buenos o malos, ¿sabéis quién soy? …Silencio.
Fama, fortuna, gloria, ¿sabéis quién soy? …Silencio.
Suerte, azar, casualidad, ¿sabéis quién soy? …Silencio.
Humanos todos, familiares y extraños, ¿sabéis quién soy? …Silencio.
Demasiado mutismo para una criatura tan frágil…
¡Inventaré el ruido!


¿Con espíritu renacentista y conocimientos diminutos? ¡Qué frustración!

Sé rotundo y eficaz. Pero básate en tus conocimientos, no en tus creencias.

¿Eres de Ciencias o de Letras? Me preguntas. ¿Por qué me limitas?

Mientes, matas, destruyes, violas…
Eres odioso.
Pero haber creado la música, la pintura, la escultura…
…te hace sublime.

Ya estoy diagnosticado: soy un optimista patológico.
Los golpes de la realidad sólo consiguen hacerme escéptico.

No tengo: soy.