domingo, 4 de marzo de 2012

Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer

En el diario El Pais de hoy, día 04/03/12, la RAE ha decidido llamar la atención a las guías de lenguaje no sexista publicadas en los últimos años por diversas instituciones.
En ese artículo, escrito por Ignacio Bosque y suscrito por 26 académicos de número, se sostiene que, si bien existen usos verbales sexistas, las recomendaciones de dichas guías difunden usos ajenos a las prácticas de los hablantes.
También conculcan normas gramaticales, anulan distinciones necesarias y obvian la realidad de que no hay discriminación en la falta de correspondencia entre género y sexo.

Es un lugar común pensar que si el pensamiento sexista induce un lenguaje sexista, modificando este último se conseguiría, de forma retrógrada, modificar el pensamiento. Es una teoría que produce monstruos. Yo he estado en reuniones donde las personas que intervenían se afanaban en evitar ese lenguaje sexista haciendo alusiones a "compañeros" y "compañeras", "hombres" y "mujeres" para evitar el plural masculino generalizante que oculta visibilidad a la mujer. Y la verdad es que ese lenguaje sonaba extrañísimo.
Yo creo que los lingüistas deben esforzarse en buscar fórmulas neutras para evistar estas dificultades. Pero también es cierto que la lengua es un organismo vivo que se modifica con el uso, y es ese uso el que consagra las diferentes formulaciones. La RAE, lo único que hace es sancionar ese uso continuado del lenguaje. Por eso, más que promover un lenguaje no sexista, hay que facilitar el desarrollo de pensamientos no sexistas. De ese modo, todos terminaríamos utilizando el lenguaje que evita la invisibilidad femenina, sin imposiciones extremistas de ningún tipo (pienso en el lenguaje que se imponía en la antigua URRSS y en los actuales EEUU).
Pero, insisto, los lingüistas debería reflexionar sobre las posibles fórmulas a utilizar, para facilitarnos a los ciudadanos de a pié esa tarea.

(No me he esforzado en absoluto en modificar mi forma espontanea de expresarme, aunque a determinados ambientes les parezca sexista. Afortunadamente, la Constitución española me garantiza la libre expresión de mis opiniones)

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