jueves, 10 de mayo de 2012

IMPORTEMOS POLÍTICOS NÓRDICOS.

Nuestros políticos no sirven, no saben, no son  capaces.
No saben administrar tiempos de bonanza económica (se dejan llevar), no saben potenciar (ni retener) el capital humano, el talento, la investigación, la educación, la sanidad, la economía productiva; no saben, o no les interesa, combatir el fraude fiscal, ni los enriquecimientos ilícitos.
Y en tiempos de crisis, como los actuales, van dos o tres pasos por detrás de los acontecimientos, están sobrepasados, no saben reaccionar a tiempo como en otros países que mantienen el estado de bienestar que tanto ha costado adquirir. Y, por si fuera poco, no piden responsabilidades a los malos gestores; al contrario, permiten que se vayan de rositas y con los bolsillos bien abultados (¡por hacer las cosas mal!).  
Pero nadie tiene el pundonor de dimitir, todos se consideran legitimados a hacer y deshacer (aunque sea mal) por el mero hecho de haber sido elegidos. Olvidan con frecuencia que el poder no es suyo, sino del pueblo; que no son dueños de los destinos de los electores, sino sus administradores; que sus cargos son, por definición, interinos, no de su propiedad.
No saben, no sirven, no son capaces, allí donde los políticos de otros países sí lo han sido y son. Los países nórdicos han demostrado ser capaces de reaccionar a tiempo y de resolver siempre a favor de los pueblos que administran. Pues entonces…
¡Tengo una idea para resolver nuestros males!
En vez de importar mano de obra no cualificada (que es lo que hacemos), importemos políticos de los países nórdicos que son más RESOLUTIVOS.

O, quizás, sea suficiente con que ciudadanos corrientes con ganas de aplicar el sentido común se dediquen a la política a todos los niveles. Ahi está el ejemplo del Ayuntamiento de Torrelodones (Madrid).
 

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