lunes, 2 de julio de 2012

NO EXISTE RECIPROCIDAD

Los médicos contribuimos en gran medida a la contención del gasto público al reducir el consumo sanitario. Recetamos genéricos, contenemos las peticiones de costosas pruebas complementarias, fiscalizamos bajas laborales poco indicadas, optimizamos procesos… Estamos comprometidos con el alcance de una mayor eficiencia en nuestro trabajo.
¿Y qué recibimos a cambio? Uno de los salarios médicos públicos más bajos de la Unión Europea y, desde luego, el más bajo de las cuatro mayores economías del euro; años sin recibir la parte económica que le corresponde al nivel de carrera profesional que tenemos reconocido; unas reducciones salariales que, junto a lo anterior,  representan unas pérdidas del 25% de nuestro poder adquisitivo; y, por si fuera poco, el insulto del político de turno al llamarnos vagos.
No hay reciprocidad.
La Sanidad Pública española, pese a todo, está a la altura científica de la que más y proporciona unas coberturas plenamente solidarias. Pero sus responsables carecen de imaginación y decisión para financiarla adecuadamente. La consideran un gasto, no una inversión en salud. Son cortos de vista. ¿Nuestros sueldos son un gasto inasumible por la Sanidad Pública cuando representan tan solo la parte del ratón de todo el presupuesto general de la seguridad social?
Si queréis saber lo que es gasto sanitario, políticos bananeros, esperad al día que decidamos no contener las recetas que expedimos, ni evitar las pruebas complementarias que los protocolos indican que hay que realizar. Esperad ese día y sabréis, de verdad, lo que es gasto sanitario.

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