viernes, 18 de mayo de 2012

¿POR QUÉ EL CRISTIANISMO NO ESTÁ EN LA BASE DE LA UNIÓN EUROPEA?

El año 2005 Francia le daba la puntilla final al viejo proyecto de crear una Constitución Europea que afianzara el principio de la unión política del continente.
Durante su laboriosa gestación, debida en gran parte a la falta de generosidad de los gobernantes de los estados miembros y a la ausencia de pulso político, el Vaticano ejerció toda la influencia que pudo para incluir en el extinto tratado una alusión al papel del cristianismo en la gestación de la Unión Europea. Fracasó. Y lo más curioso de todo es que no entendió que sucediera tal cosa. Después de todo, opinaban, el cristianismo está en la base de la herencia europea.
Supongo que tal presunción se basa en la Donación de Constantino. Un documento supuestamente escrito en el siglo IV por el que el emperador Constantino otorgaba al obispo de Roma más o menos el título de Pontífice Máximo, que le hacía jerárquicamente superior al de Alejandría o al de la misma Constantinopla. Además le concedía poder civil sobre territorios que habían pertenecido al viejo Imperio Romano de Occidente, que contenían una buena parte de los que comprende a países europeos actuales (y otros extraeuropeos). Una lástima que el citado documento fuera falso. Y otra lástima que el Vaticano aún no lo haya reconocido oficialmente. Quizás, porque hubo un tiempo en el que lo utilizó para su propio beneficio y algunas cosas que posee ahora podrían ponerse en entredicho.
O quizás se basó ese intento de incluir las raíces cristianas en la Constitución de la Unión Europea, en las numerosas guerras promovidas por el Vaticano entre países de credos cristianos diferentes, ocasionando miles de crueles muertes durante muchos años. ¿Recuerdan la cruzada albigense? Quizás recuerden también la frase: “¡Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos!”. Se atribuye al legado papal Arnaldo Amalric. Las habría pronunciado cuando ordenó el asalto de la ciudad de Béziers y que pasaran a cuchillo a todos sus habitantes. “¿Cómo distinguiremos a los albigenses de los nuestros”, le preguntaron. Y así respondió. Todos los cristianos (herejes o no) unidos por la muerte. ¿Es esta la herencia cristiana que hay que recordar en Europa?
O, tal vez, se basó tal pretensión en las muertes ocasionadas a sujetos que, investigando, encontraron cosas que no se ajustaban al ideario cristiano. El mundo ha avanzado en muchos terrenos a pesar del inmovilismo de algunas corrientes del cristianismo.
Quizás no existieron otros grandes hombres ajenos al cristianismo (judíos y “herejes” desde el punto de vista de la correspondiente corriente cristiana) que influyeron en el pensamiento de los europeos. Es posible que la Grecia clásica no tuviera nada que ver en el forjado de tal  pensamiento. O puede ser que Europa haya conseguido ser lo que es a pesar del cristianismo y no gracias a él.
Realmente, no entiendo que no lo entiendan.

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